martes, 2 de enero de 2018
Noche de Reyes: ¿cuánto tiempo hay que mantener la ilusión de los niños?
Por mucho que nos empeñemos, los más pequeños crecen y se dan cuenta de que Los Reyes Magos no pueden ir en una misma noche a todas las casas del mundo.
Noche de Reyes
La noche de Reyes es noche de ilusión, de no dormir esperando los regalos al día siguiente. A esa ilusión, se une la magia de Los Reyes Magos y al protagonismo de los más pequeños de la casa (y su profunda inocencia con respecto a este tema).
“Las razones para que esta tradición perdure en el tiempo se puede localizar en el aura de felicidad, esperanza e imaginación que provoca, esencialmente en los niños; en la importancia del hecho de creer en algún firme convencimiento y en mantener viva la ilusión, por más artificial que esta resulte. Como decían nuestras abuelas, que los niños conserven la inocencia, que ya habrá tiempo para que la pierdan”.
Viendo las cosas desde el papel de los papás, siempre viene a la mente la duda de hasta cuándo hay que mantener viva esa ilusión, por el miedo a que los niños no se lo tomen demasiado bien.
“Sea como fuere, resulta muy positivo estimular la fe, en su sentido más humano y no en el teológico, además de ciertos valores cualitativos y morales en los niños. Para resolver el anterior dilema, debemos tener en cuenta que no todo es marketing y bombardeo comercial en el teatro de esta ilusión navideña, sino que el regalo está asociado a un comportamiento, a unos méritos adquiridos. Será tanto más estupendo cuanto mejor se haya portado el receptor, existiendo incluso la posibilidad de no recibir nada si su conducta a lo largo del año dejó mucho que desear”, explica Rodríguez Orellana.
Más allá de lo que se pueda pensar, la fantasía es un elemento muy importante si hablamos del desarrollo de los niños. Es protagonista de la futura personalidad del mismo. Soñar despierto perdurará en la adolescencia y la madurez. Recuerda: el que se queda sin recuerdos en la infancia, no será tan creativo de mayor.
Hoy en día, las nuevas tecnologías han hecho que los niños cada vez se den cuenta antes de la realidad que rodea a la noche de Los Reyes Magos, sin embargo, esto no tiene por qué tiene que significar que todo se venga abajo en cuanto sospechen algo. Siempre intentarán darle la vuelta a la tortilla e intentar hacerse ver a ellos mismos que no puede ser.
En el momento en que nos empiecen a hacer demasiadas preguntas, conviene decir la verdad. Es muy importante saber llegar hasta cuando creamos que la credibilidad y la confianza que nuestro hijo puede tener en nosotros, puede correr peligro. De lo contrario, podríamos descalificar sus propias percepciones y deducciones.
Eso sí, debe quedar claro que siempre tenemos que acompañar al niño en el proceso de darse cuenta que todo es ficción y hacerle ver que si hemos mantenido la “mentira” ha sido, en gran parte, para conservar su ilusión intacta.
Además, pese a que todos nos hemos sentido decepcionados cuando lo descubrimos de pequeños, volvemos a confiar en la ilusión de esta noche para transmitirla de generación en generación.
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